Condenan por trata a dueño de wiskerías que explotaba a misioneras en Entre Ríos

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El Tribunal Oral Federal (TOF) de Paraná condenó a cuatro años de prisión a Juan Ramón Gregorio Landaburo (77) como autor del delito de trata de personas en perjuicio de una veintena de mujeres misioneras que eran explotadas sexualmente, en 2012, en dos wiskerías de las que era dueño.

La sentencia fue firmada el jueves pasado por un tribunal unipersonal presidido por el magistrado Roberto López Arango, que de esta manera homologó un acuerdo de juicio abreviado alcanzado por el imputado y la fiscalía interviniente.

Según informó La Voz de Misiones, Landaburo recibió cuatro años de prisión al ser declarado autor de los delitos de “trata de personas con fines de explotación sexual, en su modalidad de captación, traslado y acogimiento, habiendo mediado aprovechamiento de la situación de vulnerabilidad y agravado por el número de víctimas” y la pena será cumplida bajo la modalidad de prisión domiciliaria, dada su avanzada edad y problemas de salud que lo afectan.

La causa comenzó a investigarse en octubre de 2012, tras una denuncia radicada por una integrante de la organización Mujeres en Acción, donde se alertaba que en dos “wiskerías” ubicadas en las localidades de Gualeguaychú y Estación Escriña había un importante número de mujeres misioneras siendo explotadas sexualmente.

En el caso intervino la Policía Federal Argentina (PFA), cuyos uniformados realizaron las primeras labores investigativas y así pudieron determinar que la información aportada en la denuncia era verídica.

De esta manera, se activaron los allanamientos que fueron realizados el 18 de noviembre de 2012. Los procedimientos fueron ejecutados en los locales llamados Caburé II y Caburé III, donde se hallaron 20 mujeres misioneras, todas ellas oriundas de Bernardo de Irigoyen, quienes estaban siendo sometidas a condiciones de explotación sexual.

La pesquisa logró determinar que las víctimas, además de ser obligadas a la prostitución, vivían en condiciones de hacinamiento y que fuera de horario laboral no podían verse con ningún cliente ni salir de los locales.

Los operativos culminaron con varias detenciones, pero el más complicado fue su propietario Landaburo, que un tiempo permaneció prófugo de la Justicia.

Ahora, más de diez años después, su situación judicial se resolvió y derivó en una condena, aunque cumplirá su pena con prisión domiciliaria.

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