Sandra Ballesteros trabaja en una estación de servicio en Villaguay y dirige un grupo de oración y un coro
Brilló en series, novelas y películas, fue estrella en Resistiré, pero la actriz se cansó del mundo de la farándula y desapareció.
Para quienes se deslumbraron con el mundo de la actuación en la década del 90, el nombre Sandra Ballesteros es icónico. La llamada “mujer fatal” de aquella década alcanzó la fama gracias a sus participaciones en el cine, en el teatro y en la televisión.
Uno de sus mayores éxitos en la TV fue Resistiré, la novela que protagonizaron Pablo Echarri y Celeste Cid en 2003, de la cuál tiene los mejores recuerdos porque “rompió con muchos parámetros, se metió con temas truculentos y fue bastante oscura”.
Sandra Ballesteros fue sin lugar a duda una de las actrices más reconocidas en la Argentina hace 20 años, su paso por películas y novelas como Resistiré, Guapas o Gasoleros quedaron grabados en la memoria de todos los espectadores, que aún se sorprenden cuando quieren saber qué es de su vida.
Es que la actriz se cansó de las cámaras, las luces, pero sobre todo, de la atención que conlleva el mundo del espectáculo, y decidió alejarse de la actuación. Pero para hacerlo, debió incluso mudarse y alejarse de la gran ciudad.
“Internamente sentía que necesitaba otra forma de vida, y que esa otra forma de vida estaba pidiendo desarrollarse. Fue algo tan definitivo que cuando mi papá me contó que había puesto en venta la estación de servicio de Villaguay, le dije casi sin pensarlo que no la vendiera, que yo me iba a hacer cargo. Me preguntó: ‘¿Estás segura?’. ‘No’, le respondí, pero era lo que sentía”, contó la actriz en una entrevista con La Nación.
Sandra Ballesteros y un cambio enorme
“Fue un gran cambio mudarme de Buenos Aires a Villaguay. Mis padres viven en Entre Ríos desde hace 28 años y yo desde hace 8. Tenía una vida tranquila en Buenos Aires, con otros horarios, otros hábitos y por eso fue difícil adaptarme a Villaguay, que se desconecta a las 12 del mediodía y no encontrás nada abierto hasta las 5 de la tarde”, agregó la artista.
Los cambios eran notorios, no solo en lo laboral. La velocidad de la Buenos Aires a la que estaba acostumbraba, chocaba con la tranquilidad que Villaguay – su ciudad de nacimiento- le proponía.
“Todos duermen la siesta aunque yo no me acostumbré. Durante unos años tuve una forma de vida que no me había llevado a los mejores lugares, pero había podido cambiar el chip para tener hábitos más saludables. Y ya no tenía ganas de trabajar como actriz”, explicó Ballesteros.
“Fue a través de la música que encontré una conexión espiritual, dirijo un coro, monté un vía crucis viviente y un pentecostés con gente del lugar, que no son actores. Hace años que pertenezco a un grupo de oración que se llama Abba Padre en la Iglesia Santa Rosa de Lima, y pertenece a la Renovación Católica Carismática”, reveló.