Turismo en Concordia: entre la vidriera nacional y el consumo de cercanía
Mientras el Ente Mixto Concordiense de Turismo (EMCONTUR) celebra el lanzamiento de la temporada estival con una agenda cargada de acciones promocionales de alto perfil, los datos duros sobre el comportamiento real de los visitantes encienden una luz de alerta. Las estrategias de turismo en Concordia enfrentan hoy una paradoja: se invierte en posicionamiento nacional y conectividad aérea, pero el grueso del movimiento económico sigue dependiendo de los vecinos de la propia ciudad y de excursionistas que no dejan dinero en hotelería.
La apuesta a la gran vidriera
Según informó el municipio este viernes, la gestión público-privada ha validado una agenda ambiciosa bajo el lema “Concordia en tus sentidos”. La apuesta incluye la reciente inauguración del aeropuerto con vuelos de Humming Airways y la recepción de dos contingentes de prensa especializada (LADEVI, Radio Continental, entre otros). A esto se suma una acción de “prestigio”: la aparición en la Revista Caras, una publicación orientada históricamente al mundo del espectáculo y el lifestyle de alto poder adquisitivo, con una tirada impresa de 14.123 ejemplares según la medición de octubre de 2025 del Instituto Verificador de Circulaciones, dada a conocer por el portal TotalMedios.
El objetivo declarado es consolidar una imagen competitiva a nivel nacional. Sin embargo, cabe preguntarse si el perfil del lector de Caras coincide con la oferta actual de Concordia o si, por el contrario, estas acciones responden más a una lógica de presencia de marca que a una conversión efectiva en reservas hoteleras.
El contraste de los datos: ¿Quién consume Concordia?
La realidad estadística, provista por el propio Observatorio Turístico local, muestra una foto diferente. El informe del programa de beneficios Concorpass (septiembre-noviembre 2025) revela un crecimiento del 354% en usuarios, un éxito operativo innegable. No obstante, el 84% de esos beneficios fueron utilizados por residentes locales o excursionistas (visitantes del día). Solo el 16% de los usuarios pernoctó en la ciudad.
Este desbalance plantea un interrogante central sobre la eficiencia del gasto público. El “excursionista” tiene un impacto económico significativamente menor al del “turista”: no paga alojamiento y su gasto gastronómico suele ser más acotado. Si las campañas se diseñan para atraer al viajero de Buenos Aires que llega en avión, pero el sistema lo terminan usando mayoritariamente los vecinos y los visitantes de Salto (Uruguay), ¿se están alineando correctamente los incentivos?
Transparencia y Costo-Beneficio
En este caso, la discrepancia entre la inversión promocional (viajes de prensa, pautas en revistas nacionales) y el retorno (un predominio del consumo interno) sugiere la necesidad de revisar las métricas de éxito en busca de su optimización.
Si bien la Municipalidad cuenta con portales de transparencia presupuestaria, el acceso a la “letra chica” del retorno de inversión (ROI) de acciones específicas —como el costo de la pauta en medios nacionales versus los ingresos generados por turismo receptivo real— no suele estar al alcance inmediato del contribuyente. Verificar si el costo de atraer a un turista de alto perfil se compagina con los ingresos que este deja es una deuda pendiente de la gestión de datos abiertos.
Hacia un turismo más eficiente
¿Es necesario rever las estrategias de turismo en Concordia? Los datos sugieren que sí. Esto no implica abandonar la promoción nacional, sino calibrar la puntería.
Si el fuerte de Concordia es el turismo de cercanía y el disfrute de los propios residentes, quizás las políticas deban enfocarse en maximizar el ticket promedio de ese visitante de un día, o bien, generar incentivos mucho más agresivos para transformar al excursionista en huésped hotelero.
La llegada de medios nacionales y la conectividad aérea son herramientas potentes, pero por sí solas no garantizan la ocupación. El desafío para 2026 será lograr que la “Concordia de la revista” se parezca más a la “Concordia de las estadísticas”, cerrando la brecha entre la promesa publicitaria y la realidad económica del sector.
