Al norte de Entre Ríos, el arroz da pelea a la sequía

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La falta de precipitaciones obligó a los productores de arroz de Entre Ríos al riego permanente, debido a que la recarga en el área de represas resultó escasa o nula. Sin embargo, a pesar de las condiciones climáticas adversas, las familias arroceras continúan apostando a este cultivo.

Al norte de la provincia de Entre Ríos, en San Jaime de la Frontera, se encuentra el establecimiento Panozzo Hermanos, dedicado a la plantación de arroz desde hace más de 40 años. Lo que comenzó como una actividad para complementar la ganadería tradicional de cría, significó una producción que se instaló en la región: “Empezamos a principios de los 80, con mi abuelo, y desde aquel momento hacemos arroz. Cuando mi abuelo comenzó había algunas arroceras muy incipientes, lotes de cuatro o cinco hectáreas, y se observaba que la zona era favorable para el cultivo, ya que se adaptaba bien a nuestros suelos arcillosos y tenía un comportamiento mucho mejor que cultivos como maíz, soja o trigo”, contó Joaquín Panozzo, parte de la tercera generación de productores de arroz de esa zona.

“Antes de dedicarnos al arroz, teníamos ganadería de tipo tradicional, de cría principalmente. Hoy combinamos ambas actividades: tenemos ganadería de cría, con recría y engorde y producción de arroz, porque ambas se complementan en el esquema de rotación; plantamos el arroz y lo cosechamos, y sobre ese rastrojo se siembran especies forrajeras, verdeos de invierno como el raigrás o praderas asociadas con Lotus y trébol con leguminosas. Además de ser un beneficio para el suelo (por el aporte de nutrientes y porque genera buena cobertura), permiten que la ganadería se desarrolle muy bien en ese tipo de pasturas implantadas, teniendo como base el rastrojo de arroz”, destacó el productor entrerriano.

La producción del establecimiento se encuentra ubicada en un radio de 100 kilómetros alrededor de la localidad de San Jaime de la Frontera, con fincas en los alrededores de Chajarí, Los Conquistadores, Feliciano y sur de Corrientes (Curuzú Cuatiá). Actualmente cuentan con 2500 hectáreas sembradas con arroz, una superficie menor a otros años debido a la falta de precipitaciones y de recarga de los embalses. La productividad hoy ronda las nueve toneladas por hectárea, lo que les da una producción de 25-28 mil toneladas de arroz al año.

Consultado sobre la producción arrocera en 2022, el ingeniero destacó: “Venimos atravesando un par de años complicados en cuanto a lo climático, con algunas deficiencias de recarga de los embalses de represas, que son nuestra principal fuente de riego en la zona. El cultivo de arroz tiene el privilegio de ser regado, y en todos estos años de sequía al cultivo se lo pudo llevar adelante, siempre y cuando se tenga la disponibilidad de agua. Estos últimos años venimos con déficit y eso nos llevó a restringir un poco el área sembrada. De igual forma estamos trabajando en torno a las tres mil hectáreas”.

Según el informe brindado por el Sistema de Información de Bolsa de Cereales de Entre Ríos (Siber), en la última campaña 2021/22 la superficie destinada a la siembra del cereal en la provincia entrerriana registró un incremento interanual del 2% (1.500 ha).

El foco de la producción arrocera se encuentra en la zona de los departamentos San Salvador, Colón y Villaguay. Sin embargo, el norte provincial, que abarca Concordia, Feliciano, Federal y Federación, cuenta con productores arroceros medianos y grandes que aprovechan e invierten en la potencialidad de la zona: “Dentro de las variedades de arroz, nosotros tenemos el largo-fino que es el más común y se comercializa en todo Sudamérica. Es el arroz que nosotros normalmente consumimos. Después tenemos una serie de variedades que son los arroces especiales, para paella, sushi o rissotto”, explica el productor.

El folclore de la actividad

El arroz es un cultivo que viene de tradición y tiene un modo de trabajo que requiere de personal formado y maquinaria específica: “Nosotros empleamos mucha mano de obra, maquinaria y trabajamos todo el año para planificar la chacra. Tenemos que sistematizar los campos, generar las obras para regar, armar toda una estructura que lleva a definir o no la siembra del cultivo. La certeza de poder regar te garantiza la producción. Si tenemos el agua y la estructura necesaria, la producción está garantizada”, destacó Panozzo.

Pese a que es un cultivo seguro, en algunos casos demanda alta aplicación de insumos, lo que aumenta los costos de producción , sobre todo en el actual contexto mundial con implicancia en la adquisición de fertilizantes y combustibles.

“Estos años de sequía, aumenta el consumo de combustible o energía eléctrica, necesarios para los motores de riego. En este sentido, la situación actual del productor es desfavorable, porque está trabajando con costos muy altos y su producción vale prácticamente lo mismo que el año pasado”, advierte.

En números, aseguró Panozzo, el productor arrocero “sufrió un incremento de un 20-25% en pesos, por lo que estamos muy por debajo de lo que es la inflación de hoy”.

Un futuro prometedor

En Entre Ríos los productores arroceros se encuentran nucleados en la Fundación Proarroz y la Asociación de Plantadores de Entre Ríos, entidades de larga trayectoria que trabajan sostenidamente para informar y financiar investigaciones que se realizan en Argentina sobre la producción arrocera.

Para ampliar el área de cultivo: agua del Uruguay y del Paraná

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En San Jaime de la Frontera, norte de Entre Ríos, Panozzo Hermanos plantea la posibilidad de lograr el abastecimiento de agua desde los grandes ríos Uruguay y Paraná.

Identificado con estas dos asociaciones, el ingeniero Joaquín Panozzo visualizó cuáles son sus expectativas respecto a la actividad: “El arroz es un cultivo muy noble, que tiene grandes posibilidades. Lo deseable es que se sigan haciendo obras que permitan mantener el área de cultivo o incluso aumentarla, ya que las condiciones de nuestro ambiente y de la zona son muy propicias para el cultivo. En Entre Ríos tenemos dos grandes ríos que pasan en los márgenes de nuestra provincia, y que pueden generar el abastecimiento de agua para ampliar nuestra zona arrocera. Esto debe ir acompañado de obras de infraestructura, electrificación y generación de inversiones. Es una de las grandes posibilidades que tenemos para seguir manteniendo y aumentando el área de cultivo de la zona”, finalizó el productor.

La producción en números

En los márgenes de la provincia, el río Paraná y el río Uruguay le ofrecen a Entre Ríos una de las ventajas más importantes para que se desarrolle la producción arrocera: el abastecimiento de agua para que el cultivo siga creciendo. Abrazada por estos dos grandes ríos, en los últimos 30 años la provincia aportó al total nacional un promedio del 43% de la superficie sembrada y el 45% de la producción de arroz, y continúa con rindes récord pese a los efectos de la sequía.

Según un informe elaborado entre la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, la Bolsa de Comercio de Santa Fe, la Asociación Correntina de Plantadores de Arroz y la Bolsa de Comercio de Chaco, a nivel nacional en el ciclo 2021/22 se alcanzó una superficie sembrada de 217.100 hectáreas (ha), experimentando un crecimiento interanual del 9% (17.400 ha). El déficit hídrico del verano ocasionó la pérdida del 7% (14.850 ha) del área total implantada. De esta manera la producción total de arroz en nuestro país fue de 1.419.100 toneladas.

Por su parte, la provincia de Entre Ríos abarcó el 29,9% del área implantada, la superficie no cosechada fue el 3% (2.000 ha), el rendimiento promedio provincial en relación al área sembrada fue de 7.687 kg/ha y aportó el 35,3% de la producción.

Además, el rendimiento promedio provincial se posicionó en 7.931 kg/ha y es el máximo registro de los últimos 22 años. La falta de precipitaciones y el incremento del gasto de agua que demandó el primer riego, a causa de que el perfil edáfico estaba muy seco, preocupa a los productores. La mayor parte del área arrocera en la provincia de Entre Ríos -estimada en 52.000 ha-, se encuentra en riego permanente, principalmente en el área de represas, donde la recarga es escasa o nula por la falta de precipitaciones.

Fuente: Agroclave.

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