Entre reuniones y fotos virales: las deudas pendientes del saneamiento en la cuenca del río Uruguay

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Apenas diez meses después de que las imágenes de fauna autóctona teñida de verde recorrieran el mundo, la problemática de las floraciones algales en el río Uruguay vuelve a ser el centro de un debate que parece circular: mucho diagnóstico y soluciones estructurales que tardan en llegar. Ayer, la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la UNER fue escenario del Segundo Encuentro Técnico para Establecer Acciones, un evento que, si bien necesario, deja flotando la pregunta sobre la efectividad de lo discutido en la primera edición y la real implementación de una hoja de ruta que frene el deterioro de la cuenca.

La sombra de los “carpinchos verdes”

El verano de 2025 quedó marcado a fuego en la memoria ambiental de la región. En febrero, la viralización de carpinchos (Hydrochoerus hydrochaeris) cubiertos de una masa espesa de cianobacterias en el lago de Salto Grande expuso la gravedad de un fenómeno que los expertos denominan “una década sintomática”. Aquel episodio, que encendió las alarmas internacionales, obligó a las autoridades provinciales y a la Corporación para el Desarrollo de Salto Grande (CODESAL) a dar explicaciones apresuradas sobre la habilitación de playas en condiciones insalubres. Si bien el gobierno comunicó posteriormente una mejora en la calidad del agua, los informes técnicos sugieren que la calma es solo aparente y dependiente de factores climáticos, no de saneamiento real.

Diagnósticos repetidos y causas estructurales

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Floraciones algales en río Uruguay: las deudas pendientes tras el caso de los carpinchos verdes y nuevas reuniones técnicas.

Los estudios históricos de la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande y la UNER son contundentes: el embalse sufre un grado de eutrofización “inaceptable” desde el punto de vista ecológico y sanitario. Las causas están identificadas hace años. El fósforo ingresa mayoritariamente por el cauce principal del río —arrastrado desde las zonas agrícolas de Brasil—, mientras que el nitrógeno fluye a través de los brazos laterales por drenajes locales.

A esto se suma la falta de tratamiento de efluentes cloacales. Mientras Gualeguaychú muestra avances significativos con financiación del BID, ciudades clave como Concordia siguen gestionando etapas preliminares para sus plantas de tratamiento. La “hoja de ruta” trazada en marzo de este año prometía acelerar estas obras, pero al cierre de 2025, la prevención sigue dependiendo más de la vigilancia visual (banderas sanitarias) que de la reducción de la carga contaminante.

La asimetría regional: Brasil, Uruguay y Argentina

Un punto crítico que a menudo se soslaya en las mesas locales es la geopolítica de la cuenca. El 70% de la cuenca del río Uruguay se encuentra en territorio brasileño, donde la agricultura intensiva aporta una carga masiva de nutrientes que terminan en el embalse. Sin embargo, las acciones de mitigación y los estudios de impacto suelen concentrarse aguas abajo, en Argentina (20% de la cuenca) y Uruguay (10%).

Si bien Argentina y Uruguay comparten la administración del tramo final y del embalse a través de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y CTM, la cuenca alta en Brasil juega un rol determinante. El aporte de fertilizantes de la agricultura intensiva brasileña es una de las principales causas de la eutrofización (exceso de nutrientes). Aunque existen comités de cuenca, la articulación de políticas transnacionales para limitar el uso de agroquímicos aguas arriba sigue siendo una asignatura pendiente y de difícil resolución diplomática.

Encuentros técnicos: ¿Acciones concretas o declaraciones?

En marzo de 2025, se realizó el Primer Encuentro Técnico para Establecer Acciones en el cuidado del Río Uruguay, donde se definió una hoja de ruta para mitigar las floraciones. Sin embargo, el segundo encuentro mostró que muchas de las recomendaciones —como la implementación de sistemas de alerta temprana y el control estricto de efluentes— aún no se han materializado completamente. La coordinación entre municipios, provincias y organismos binacionales sigue siendo un desafío.

En síntesis, el Segundo Encuentro Técnico realizado ayer enfatizó la “seguridad del bañista” y la “comunicación”, herramientas fundamentales para la coyuntura, pero que no resuelven el problema de fondo: el río sigue recibiendo más nutrientes de los que puede procesar, convirtiendo al lago en un biorreactor de cianobacterias cada vez que sube la temperatura y baja el caudal.

Fuente: Elaboración propia en base a informes de la Municipalidad de Concordia, Secretaría de Ambiente de Entre Ríos, CARU y archivos históricos de Libreentrerios.

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