Murió el concordiense Horacio Malvicino, un histórico del jazz y del tango argentino
El guitarrista concordiense Horacio Malvicino – también conocido por sus seudónimos Alain Debray, Gino Bonetti y Don Nobody-, considerado uno de los pioneros del jazz moderno en la Argentina y quien fue miembro de las distintas formaciones de Astor Piazzolla, murió a los 94 años, según informó esta madrugada la Academia Nacional del Tango.
“Acompañamos a su familia y amigos en este momento de honda tristeza para todos”, expresó a través de un comunicado la entidad, para despedirse del músico que lo largo de su vida tocó tango, jazz y bossa nova, y compartió proyectos junto a músicos de la talla de Leopoldo Federico y Daniel Binelli.
Malvicino, nacido en Concordia, fue arreglador y director, escribió para obras musicales en televisión, fabricó jingles, musicalizó películas y acompañó a conjuntos de ritmos diversos y de tango. Si bien lo suyo fue el jazz, género que lo acompañó durante toda su carrera, la llegada de Piazzolla a su vida cambió su destino.
“El que mejor comprendió todo lo que yo escribí es Horacio Malvicino”, dijo alguna vez Piazzolla hablando de sus guitarristas.
“Tal vez yo era el más tanguero y el más jovato, tenía un poco de calle”, replicó Malveta – como Piazzolla lo llamaba-, que lo acompañó en el innovador uso de la guitarra de jazz en el tango y fue parte del Octeto Buenos Aires, el Quinteto, el Conjunto Electrónico y su último grupo, el Sexteto.
En Concordia, donde vivió hasta los 18 años, un amigo coleccionista le hizo conocer la música del guitarrista gitano belga Django Reinhardt (1910-1953) y el guitarrista afroestadounidense Charlie Christian (1916-1942).
El guitarrista concordiense llegó a Buenos Aires en los ’40 para estudiar medicina. Llegó hasta 5º año, pero su familia ya no pudo “mandar los 150 pesitos para la pensión y los libros”, recordaba Malveta.
Cuando llegó a Buenos Aires se fascinó con el llamado movimiento bopper, y junto a músicos como el Gato Barbieri, Lalo Schifrin y el Mono Villegas le rindió culto en el Bop Club (en el barrio de Congreso), el lugar donde nacieron los primeros intentos por desarrollar el jazz moderno en la Argentina.
Tuvo que abandonar, le mandaron la guitarra y salió a recorrer bares. También vendió diarios y pasó hambre, hasta que pudo vivir como músico.
“Aunque comencé y seguí tocando jazz, el tango que tiene mugre siempre me gustó mucho. Y tocar la música de Astor es simplemente una maravilla”, recordaba el concordiense sobre su relación con El Tano, como llamaba a Piazzolla.
El bandoneonista y compositor lo descubrió en 1955 en el Bop Club, que los lunes poblaba de bohemia y talento la sede porteña de la YMCA. “Allí nos íbamos entreverando con Lalo Schifrin, Chivo Borraro, Enrique Villegas y hacíamos un conciertito de dos o tres horas, que no producía un mango, por pura afición”.
Cuando Piazzolla se presentó, después de escucharlo, y le propuso sumarse al nuevo grupo que estaba en sus planes, el Octeto Buenos Aires, Malvicino se llevó una sorpresa: “Casi me desmayo, porque yo lo conocía de mucho antes. Yo estudiaba Medicina (nunca llegué a recibirme) y me iba con el guardapolvo doblado en cuatro a escucharlo en el Tango Bar… Me parecía mentira que estuviera ahí diciéndome que se le había ocurrido poner una guitarra eléctrica, lo cual en esa época era un riesgo de vida, que pudiera improvisar”.
“Así empezamos. Nos reunió a todos los muchachos en el Electra, un restaurant de Callao y Bartolomé Mitre, donde en esa época paraban todos los músicos, para repartir las partituras unos días antes de empezar a ensayar, cosa que no se estilaba. Pero claro, cuando vi esos pentagramas entendí: había tal cantidad de notas que cada uno tuvo que prepararse en su casa una semana”, recordaba.
Las audacias del Octeto Buenos Aires – al que también integraban Enrique Francini, José Bragato, Hugo Baralis, Roberto Pansera (pronto reemplazado por Leopoldo Federico), Atilio Stampone y Aldo Nicolini (luego reemplazado por Juan Vasallo)—, entre las cuales la presencia de Malvicino no era la menor, encontraron resistencia, cuando no desdén.
“Nos dijeron de todo, nos tiraron cuanto objeto hubo a mano. Un grupo de ocho o diez seguidores venía a todos los conciertos. Del resto, nada. No tuvimos suerte pero insistíamos. Además nos divertíamos mucho. Viajábamos una vez por semana a La Plata, para actuar en Radio Provincia, en una camioneta alquilada manejada por el Tano. Salíamos a las ocho de la mañana y pasábamos a buscar a todos los muchachos”, evocaba.
Disuelto el Octeto Buenos Aires, Malveta y El Tano se reencontraron en el primer Quinteto de Piazzolla.
“Desde el primer disco tuvo mucho éxito, no sé si porque se habían ablandado los oídos o los conceptos, pero la gente ya aceptaba las obras de Astor. Fue todo un movimiento el de dar la música a conocer. Ha dejado un repertorio fuera de serie”, contaba.
Dentro de sus anécdotas juntos, Malvicino recordaba: “La primera vez que fuimos a tocar a Francia paramos en un hotel rantifuso, nos daban dos mangos pero había que hacerlo, nos recibían en la Embajada y cuando nos sentábamos por ahí teníamos que esconder los pies porque teníamos los zapatos rotos en un costado. Con el tiempo cambió todo, recorrimos muchas veces Japón, Europa, los Estados Unidos, siempre con alegrías. Astor llamaba a casa y le decía a mi mujer: ‘¿Querrá venir, Malveta?’ ¡Y cómo no iba a querer!'”.
Toda una trayectoria
El guitarrista tuvo sus primer contacto con al tango cuando tenía 16 años, en Concordia, su ciudad natal, tiempos en los que tocó con el bandoneonista Alberto Caracciolo y el guitarrista Héctor Besada.
Luego, formaron un conjunto para actuar en Buenos Aires en Radio Splendid, pero en este caso tocando música hawaiana. Caracciolo tocaba el órgano y escribía los arreglos.
En 1964 se publicó “Horacio Malvicino Jazz Quinteto”, disco grabado por el sello Melopea en el auditorio de la Radio Municipal de Buenos Aires. donde también tocaron las figuras más representativas de distintos géneros.
Luego se registró el Volumen 2 de estas actuaciones, que luego se convirtieron en los únicos álbumes donde se lo puede escuchar al Malvicino tocando jazz.
Las grabaciones pertenecen al Archivo Sonoro de Julio Alvarez Vieyra y cuentan con un sonido restaurado y masterización realizada por el técnico Mario Sobrino y con la especial participación del saxofonista Horacio Chivo Borraro, integrante para ese momento del Horacio Malvicino Jazz Quintet.
En el libro de memorias de Piazzolla que recopiló Natalio Gorin se lee la opinión del bandoneonista sobre Horacio Malvicino: «Es el guitarrista que mejor comprendió todo lo que yo escribí, tal vez porque es el más tanguero de los tres» (los otros dos guitarristas eran Cacho Tirao y Oscar López Ruiz).
Paralelamente a su carrera como guitarrista, bajo el seudónimo de Alain Debray grabó numerosos discos LP como director de orquestas de música ligera (easy-listening) integradas por músicos de sesión, como la denominada Des Champs-Elysées.
Entre estos discos se cuentan algunos de tangos interpretados “a la europea” en los que se incluía acordeón solista en lugar de bandoneón. En contra de lo esperable estas versiones fueron éxitos de venta en Argentina y Uruguay.
El músico fue presidente de la Asociación Argentina de Intérpretes (Aadi), y en 2018 fue nombrado Personalidad Destacada de la Cultura en la Ciudad de Buenos Aires por su trayectoria musical y su desempeño en la defensa de los derechos de los músicos, en tanto, en 2022 recibió el Premio Tagini a la trayectoria fonográfica, otorgado por la Academia Nacional de Tango.
Malvicino fue director musical de la discográfica RCA y orquestador de éxitos populares, y dejó un enorme legado en cultura argentina.
Discografía
«Horacio Malvicino Jazz Quinteto»
El repertorio abarca desde estándares de jazz como Misty hasta Tune up (de Miles Davis), un tema que lleva la firma del Chivo Borraro o una reunión de improvisaciones sobre blues.
- Misty
- Todo lo que tú eres
- Cartas a mi amada
- Improvisaciones sobre blues
- 3×4=5
- Yesterdays
- Caravana
- Abrázame
- Tune up
Personal:
- Horacio Malvicino: guitarra eléctrica y dirección,
- Horacio “Chivo” Borraro: saxo tenor,
- Santiago Giacobbe: piano,
- Mario “Mojarra” Fernández: bajo,
- Rolando “Oso” Picardi: batería y
- Oscar Alem (invitado): bajo.
«Horacio Malvicino Jazz Quinteto (vol. 2)»
Presentación – 14 de agosto de 1963
- Las cinco de la tarde
- Enamorándose del amor
- M blues
- Lazy bird
- Alrededor del mediodía
- Presentación
- Bailando en el Savoy
- Presentación
Personal:
- Horacio Malvicino: guitarra eléctrica y dirección,
- Horacio “Chivo” Borraro: saxo tenor,
- Santiago Giacobbe: piano,
- Mario “Mojarra” Fernández: bajo,
- Rolando “Oso” Picardi: batería y
- Oscar Alem (invitado): bajo.