C.G.T. Regional Concordia en defensa del derecho del trabajo

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Resulta al menos reprochable la inconducta de los productores citrícolas y el Centro de Actividades Económicas de Chajarí, quienes se manifestaron en forma injuriosa con términos ultrajantes hacia las instituciones del trabajo y sus componentes que atienden a los trabajadores cuando son vulnerados sus derechos.

Con un injustificado y ostensible descontento este grupo despreció el diálogo, el raciocinio y el entendimiento para optar por el método de proferir condenaciones imprecisas con un acento agraviante de alta significación.

Se aduce a gritos la existencia de una “industria del juicio” en la región, un eufemismo que se utiliza sistemáticamente para evadir el cumplimiento de las leyes laborales y naturalizar la explotación de los trabajadores.

Un amenazante y temerario mensaje que va por elevación a la comunidad del trabajo para que se abstengan de inmediato de iniciar cualquier acción institucional y legal contra el sector empleador. El fin es hacer prevalecer una sumisión servil e instalar la pedagogía del miedo.

Esta incalificable acción patronal con rasgos de marcada intolerancia no es buena ni nueva. Ya en otras oportunidades los mismos protagonistas actuaron con inusitada violencia cuando la ley les requiere el formal cumplimiento.

Tienen que empezar a entender estos señores que las normativas vigentes que regulan las relaciones entre trabajadores y empleadores deben respetarse y principalmente cumplirse. La región se ha convertido en tierra de nadie donde rige rigurosamente la ley del más fuerte, así como deben saber que la esclavitud se terminó en 1853 con la sanción de nuestra Constitución Nacional

El sueño de que Chajarí sea paraíso fiscal va a tener serias dificultades para concretarse, ya que, buena parte de sus ciudadanos honestos exponen con claridad inapelable el carácter ilusorio del tal espejismo.

A estos manifestantes exaltados también le asiste el humano derecho al disenso, pero con el debido respeto hacia las partes intervinientes. La legislación en vigencia debe cumplirse. El sector empleador de la citricultura y otros rubros vienen largamente demostrando una profunda vocación por ignorar la ley, y más grave aún, rediseñarla a su voluntad y conveniencia, asegurando la impunidad presente y futura de sus cuadros.

La ira es una falta contra la razón, la verdad y la rectitud porque socava el esquema de estabilidad irrenunciable para convivir en la seguridad del marco jurídico y constituye un desprecio al sentido común. Por ello va la solidaridad para con los trabajadores de la citricultura. El reconocimiento también a las entidades colegiadas de profesionales de la abogacía y a las instituciones laborales del estado que velan por la vigencia de las normativas implícitas en las Convenciones Colectivas del Trabajo.

Confederación General del Trabajo
C.G.T. Regional Concordia

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