Desde Concordia, crearon una plataforma digital para revolucionar la producción de un cultivo que “previene guerras”

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Analizaron muestras en más de 50 puntos diferentes en el litoral argentino y crearon indicadores para monitoreo satelital de arroz, impulsando una verdadera revolución digital en el cultivo del cereal.

Joaquín Drewanz (37) es oriundo de Concordia. De joven decidió ir por el camino de los negocios y se mudó a Buenos Aires para estudiar Economía Empresarial en el Instituto Di Tella. Luego se fue a vivir al exterior donde continuó formándose y trabajando hasta regresar a nuestra ciudad y transformarse en uno de los pilares de las startup que provocó una revolución digital en la producción arrocera.

Mientras iba creciendo profesionalmente se dio cuenta que las empresas grandes comenzaban a lanzar sus propias startups digitales y tuvo una revelación. “Me di cuenta que eso era lo que me gustaba y empecé a emprender”, expresó Joaquín.

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Joaquín Drewanz regresó a Concordia en la pandemia y comenzó a gestar una revolución digital que vincula lo local con lo global.

Su primer intento fue una startup de viajes compartidos de larga distancia: Tribu. Pero fue un proyecto que la pandemia truncó prematuramente. Joaquín no se amedrentó.

Decidió volver a Concordia, junto con la oleada de migración que se dio de las grandes ciudades al interior, para continuar con el proyecto desde ahí. “Me di cuenta que se podía trabajar en cosas interesantes, con los beneficios de vivir en una ciudad chica”, contó.

Joaquín sabía que en algún momento iba a volver a Concordia, pero no imaginaba que sería tan pronto. Empezó a pensar qué podía hacer localmente. “Veía que las soluciones digitales actuales apuntaban a resolver fundamentalmente problemas de ciudades grandes: delivery de comida, apps de transporte, etc. Empecé a notar que en esta zona había muchos problemas, sobre todo relacionados con el campo, y muy pocos desarrollos tecnológicos”, contó.

El papá de Joaquín es ingeniero agrónomo y hace 40 años asesora a arroceros. “Yo crecí muy cercano al cultivo del arroz. Empecé a ver que los productores no estaban conectados con el mundo digital ni se planteaban en cómo hacer las cosas distinto. Vimos que había una oportunidad de unir estos dos puntos. Con ese espíritu nació Kuna”.

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Matías Minian tiene bajo su comando el componente tecnológico generó la revolución digital.

Junto con Matías Minian, quien lidera la parte de tecnología, cofundaron la startup el año pasado. Luego se sumó la ingeniera agrónoma Maité Azcué, encargada de la parte técnica, quien estuvo dos años trabajando a campo en Australia y volvió para liderar el equipo. Su primera tarea fue empezar a investigar sobre los problemas que había con el arroz y enseguida se encontraron con el principal: el estado hídrico del cultivo.

Kuna: del aguador al satélite

La gran variable que afecta al arroz es el agua. “Hoy se controla a mano con un rol en el campo que se llama aguador. Hay uno cada 100 hectáreas. El aguador tiene que caminar durante los meses de verano, con muchísimo calor, en campos inundados buscando zonas secas. Es un trabajo muy difícil tener todo monitoreado a ojo”, expresó el emprendedor.

Desde Kuna comenzaron a percibir una asimetría enorme de información entre lo que pasa en el campo y quienes toman las decisiones: “El capataz habla con el aguador para preguntar cómo está el agua en el lote y la respuesta siempre es ´perfecto´. Puede pasar que sea así efectivamente, que haya un problema y que el aguador no lo detecte, o que lo haya visto y que lo solucione por su cuenta. Si no lo puede resolver rápido, ahí empiezan los problemas”, explicó Joaquín.

“Con lo que nosotros hacemos, que es una solución de monitoreo satelital del estado hídrico del cultivo, la conversación cambia radicalmente”, detalló el emprendedor.

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Monitoreo de riego: empleando tecnología satelital provocaron una revolución digital con impacto en la gestión hídrica de la producción arrocera.

El productor ve un mapa de todo el lote, sabe dónde falta agua, dónde hay problema de riego y llama al aguador para avisarle. “Ese cambio en la conversación transforma de manera radical la forma de trabajar de esta persona. Los que usan a los aguadores como partners, son ellos los que piden las imágenes satelitales para estar al tanto y se empiezan a involucrar con la tecnología”, continuó.

Gestión del agua

Por su parte, la Ing. Agr. Maité Azcué, explicó cómo se obtiene el agua para riego en la zona: “Tenés el riego a través de pozos y a través de represas de ríos. Muchas veces pasa que la lluvia es poca pero llueve mucho en el norte por lo cual los ríos se llenan y las represas no se secan. La campaña pasada, la sequía que hubo fue histórica, hacía por lo menos 10 ó 15 años que no había una igual. Las represas estaban secas, lo que complicó terriblemente las cosas”.

La agrónoma resaltó que lo fundamental de tener una buena gestión del agua depende del momento del cultivo: “Vos plantás el arroz y empieza a crecer o emerge después de que llueve. Si no llueve hay que hacerle un baño, es decir que pasás una primera capa de agua. Nace el arroz y luego lo tenés que inundar para mantener cierta lámina. Lo más común en Argentina es que tengas taipas, que son básicamente curvas de nivel sobre el lote que te permiten ir (por gravedad) gestionando agua dentro del lote”.

Y continuó: “En la gestión del agua podés jugar un poco. Si dejás breves períodos de tiempo barros en el lote, que no se seque del todo, la baja de rendimiento no es tan grave. Se trata de mantener inundado siempre que haya disponibilidad de agua”.

Modelos agronómicos en una app

Además del monitoreo de riego, Desde Kuna desarrollaron cuatro casos de uso que ayudan a solucionar las principales fricciones identificadas: clorofila en planta, rendimiento objetivo, mapa de rendimiento y humedad en grano.

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Maité Azcué destacó que el diferencial de Kuna es su especialización.

“Si entrás a uno de los lotes en el tablero podés cargar también fertilizantes y fitosanitarios, detallando fecha, marca, dosis, Etc.” y contó que están tratando de construir un indicador específico para malezas.

“Tenemos dos tecnologías de satélites, una que tiene cámaras ópticas, que tiene muchas bandas de colores que capta el ser humano, infrarrojos y ultravioletas y captan la luz del sol que rebota en la tierra. La otra tecnología es radar, que emite sus propias ondas y las captura, en base a cómo rebotan esas ondas que emitió, saca conclusiones. Hoy estamos enfocados mucho en la parte óptica. Existen distintas bandas y hay muchos estudios de matemática de bandas que te permiten entender el campo”, contó Joaquín.

Luego lo que hacen sobre esos índices es adaptarlos para el cultivo de arroz, es decir, los calibran: “Procesamos las imágenes que obtenemos de los satélites, usamos uno de la Unión Europea y otro de San Francisco. Accedemos a las imágenes, las procesamos y en base a eso sacamos conclusiones. La forma de explotar esa información es por un lado con mapas, azul donde hay agua, marrón donde está seco, para que el productor tome decisiones y otra manera de mostrarlo es a través de indicadores. Armamos modelos agronómicos para nuestros clientes y en base a ellos después generamos semáforos de cómo viene según cómo se quiere llegar al rendimiento”, continuó.

Comenzaron con un software en versión web y, esta campaña, lanzaron la app. Desde Kuna aclararon que está disponible solo para los clientes que están en la plataforma: “Cargás el perímetro de los lotes que querés monitorear, elegís la variedad y nosotros armamos los indicadores satelitales para el tablero de control. Podés ver el nivel de clorofila, el agua en el lote, cómo va evolucionando el riego y dónde hay problemas”.

“El productor es quien usa el mapa luego para tomar decisiones. Nosotros enviamos la información procesada y además, brindamos soporte durante la campaña , dando ayuda al productor y mirando los indicadores de campo para avisarle sobre cualquier anomalía”, agregó el emprendedor.

Un mercado de nicho

Kuna lanzó el año pasado y su desafío por ganar terreno es grande, por eso decidieron salir con un diferencial: “Empezamos el año pasado y ya existen otras tecnologías que tienen 7 u 8 años en el mercado. Abrirnos un lugar entre esos jugadores era muy difícil con una solución genérica. Si querés agregar verdaderamente valor al productor tenés que resolverle problemas bien concretos. Los problemas que tiene el arrocero no son los mismos que tiene el sojero. Tratamos de entender las fricciones, los ‘dolores’ del cultivo de arroz para luego solucionarlos”.

Campo arrocero con taipas.

La agrónoma agregó que el diferencial que tiene Kuna es justamente su especialización: “Hay aplicaciones o softwares similares que trabajan con tecnología satelital para un rango más amplio de cultivos. El arroz es super particular y quieren siempre lo mismo, necesitan ver donde falta agua y donde están bien de agua. Además muchos productores no saben utilizar ese tipo de tecnología entonces la idea es darles una herramienta fácil donde puedan ver esa información”.

Por su parte, Joaquín resaltó que tienen mucho conocimiento sobre el cultivo porque viven en el corazón de la producción: “Entre Ríos y Corrientes representan el 85 % de las hectáreas de arroz del país. Tenemos muchos contactos con la producción arrocera, como la Fundación Pro Arroz. Entrevistamos a múltiples jugadores de la cadena productiva y analizamos muestras en más de 50 puntos diferentes en el litoral argentino, identificando fricciones en la gestión del cultivo”.

Arroz: un indispensable mundial

Actualmente Argentina produce 180 mil hectáreas de arroz al año, lo cual para la superficie agrícola total es una proporción chica: “En la región, el principal es Brasil, con 2 millones de hectáreas, le sigue Colombia con 500 mil, Perú con 300 mil. Es un cultivo que por el precio de los insumos genera cada vez más concentración en pocas empresas”, contó el emprendedor.

Consultado sobre cómo es la producción en nuestro país, el emprendedor contó que en Argentina se exportan algunos arroces especiales, variedades españolas, arroz orgánico y el largo fino tradicional. Este último, junto con Guri e IRGA 424 son las dos variedades que más se cosechan.

“El arroz es muy particular, no tenés pizarra de precios. Es un cultivo que se explota poco”, continuó, sin embargo tiene un impacto importante en la alimentación humana: “En promedio el 19 % de las calorías del humano vienen del arroz, esto varía según el país. Tenés países ricos como EEUU y Alemania que el 2 o 3 % de las calorías vienen del arroz, en Argentina no somos ricos pero comemos como ricos, también tenemos un 3 % de calorías del arroz y después tenés países asiáticos que arriba del 50 % de sus calorías vienen del arroz”.

Y continuó: “La FAO dice que es el cultivo que previene guerras. Es un cultivo estratégico. India, por ejemplo, tiene guardada una cosecha entera de arroz. Se consume mucho internamente sobre todo en los países más pobres”.

En busca de resultados

Kuna trabaja con tres tipos de clientes: productores medianos en Argentina, empresas que agrupan productores, alguna en Brasil, y, luego, empresas más grandes que no producen pero que industrializan arroz y su principal cliente está en Colombia: “Tienen muchos productores chicos a los que le compran arroz y quieren organizar un poco la información. Nosotros los ayudamos con una versión un poco distinta de la plataforma”, detalló Joaquín.

Respecto a qué resultados fueron obteniendo en este tiempo, el emprendedor detalló que aún no tienen números concretos pero sí cuentan con algunas hipótesis: “Hay muchas variables que entran en juego. Por ejemplo, la campaña pasada fue super seca entonces si la comparás con rindes de otras campañas pareciera que Kuna la empeoró, pero en realidad hubiese sido peor si no tenías la tecnología. Tenemos hipótesis de algunos porcentajes de cómo mejora y cómo te asegurás un cierto rendimiento si regás bien vs. si regás mal. En esta campaña vamos a tener los primeros números”.

La startup se fue armando con fondos propios y hasta el momento cuentan con tres fuentes de financiación: “Una es el fee que nosotros cobramos por la plataforma, otra es la venta de proyectos específicos a medida que fue lo que hicimos con Colombia, y, por último empezamos con una pequeña financiación de un inversor, que es un consultor colombiano. Eventualmente la idea es que si seguimos bien empezaremos a pensar en una ronda pre seed”.

Por último, desde Kuna contaron que tienen un norte claro: quieren ser quienes digitalicen y ayuden a tomar decisiones en la cadena de arroz para la región. “Tratamos de tener una cultura muy iterativa, de prueba y error. Pensamos en qué necesita el productor, cuál es el próximo mínimo paso con valor agregado, y de esa manera lo vamos dando. Tenemos tres aristas de crecimiento: una es con la plataforma actual, crecimiento regional, otra es movernos de manera vertical en la cadena productiva y una tercera es movernos horizontal a otros cultivos”, concluyen.

Fuente: Agrofy News.

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