Machacado sanjuanino, la delicia de las noches frías

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Si hay algo que transporta a las frías noches de invierno de la infancia es el machacado de la madre y de la abuela. El machacado sanjuanino y criollo, poco se conoce en otras provincias, al menos en la versión de la receta que acá se recuerda.

Este machacado es también registrado por la profesora Hebe Almeida de Gargiulo en su libro “Señales al rescoldo”, edición especial para la Confederación Gaucha Argentina de 1.999.

El que se comía en casa se hacía con carne picada, para acelerar los tiempos de cocción. Pero en la receta original se realiza con bifes que se machacan hasta convertirlos en hebras, de ahí el nombre del plato, Machacado.

Machacado sanjuanino, la delicia de las noches frías

Ésta es la receta tal como fue publicada en el mencionado libro.

Ingredientes: medio kilo de carne de nalga; 2 litros de agua; 2 dientes de ajo; 2 cucharadas de perejil picado; medio kilo de papas; 2 cebollas medianas; 2 pocillos de arroz; sal, pimienta, ají y orégano.

Preparación: se machaca la carne con un martillo para bifes, con el ajo y el perejil, hasta que quede deshilachada. Luego, se coloca en una cacerola con agua fría y se revuelve bien hasta que la carne se desmenuce.

Machacado criollo

Se pone al fuego y se deja hervir media hora. Se agregan las papas cortadas en cubitos y la cebolla picada; una vez que soltó el hervor la verdura, se agrega el arroz y se sazona con sal, pimienta y ají a gusto.

Mantener el hervor hasta que el arroz esté a punto (unos 15 minutos). Mientras, se prepara en una sartén un frito que se hace con cebolla y pimentón, sazonado a gusto. Una vez cocinado se retira del fuego y se coloca en fuente honda o sopera para la mesa, poniéndole encima el frito y espolvoreando con orégano. Se deja reposar unos minutos antes de servir.

La profesora Almeida reseñó que el machacado también puede hacerse con charqui en lugar de carne fresca; “así suele hacerse en el campo. Además, queda muy sabroso con los restos de carne asada, que se aprovechan muy bien y así adquiere el nombre de ‘caldillo del arriero’”.

Hay otras versiones sin ajo y sin cebolla, con un caldo más liviano y menos intenso.

Fuente: Destino San Juan.

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